EN SÈTE, TODO EL AÑO SUMERGIDO EN EL UNIVERSO DE LA PESCA
Presentación
¿Quiere tomarse su tiempo y adentrarse en el patrimonio marítimo de Sète?
Disfrute del aire libre
Con solo poner los pies en Sète ya se siente: el mar. Empiece por el Canal Royal. ¡Y aquí la sorpresa! Amarrados en la ciudad, frente a los restaurantes y los edificios del siglo XIX, se encuentran los atuneros y pescadores. Una imagen que resumen muy bien la ciudad. Y buenas noticias, uno de ellos se puede visitar: el atunero Louis Nocca. Su hijo adorará el acuario, la cabina del capitán y bajará a la sala de máquinas.
A continuación, recorra el muelle de la Consigne, esté muy atento porque siempre hay algo que ver: el ir y venir de los barcos de pesca, los barcos de colores, la actividad de la lonja frente a los pescadores que zurcen sus redes.
Un paseo por el muelle Saint-Louis: Póngase unas zapatillas de deporte para poder subir los 126 escalones del faro Saint-Louis. Las vistas del viejo puerto y del puerto recreativo, con sus 500 amarres, son maravillosas.
Un poco más lejos se encuentra el puerto de los grandes ferries, que van hacia Marruecos; y el puerto comercial con sus pirámides de contenedores y sus grúas gigantes.
A continuación, recorra el muelle de la Consigne, esté muy atento porque siempre hay algo que ver: el ir y venir de los barcos de pesca, los barcos de colores, la actividad de la lonja frente a los pescadores que zurcen sus redes.
Un paseo por el muelle Saint-Louis: Póngase unas zapatillas de deporte para poder subir los 126 escalones del faro Saint-Louis. Las vistas del viejo puerto y del puerto recreativo, con sus 500 amarres, son maravillosas.
Un poco más lejos se encuentra el puerto de los grandes ferries, que van hacia Marruecos; y el puerto comercial con sus pirámides de contenedores y sus grúas gigantes.
¡Cultívese!
Además, ¿sabe que Sète es el primer puerto pesquero del Mediterráneo francés? Para más información sobre la historia portuaria de la ciudad, visite el Museo del Mar. La increíble epopeya del puerto se puede conocer a través de vídeos, dibujos, objetos cotidianos y, sobre todo, una fabulosa colección de maquetas de barcos pesqueros, el minucioso trabajo de toda una vida, la de André Aversa, un antiguo carpintero naval.